Construcción y expresión de los comportamientos de cooperación y agresión en niños y jóvenes de colombia y españa

El Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social – CIDS -, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia, desarrolla investigaciones en diferentes áreas del conocimiento. En el Área de Salud y Sociedad,  se constituyó una nueva línea “Interacciones Biológicas y Construcción de Realidad”, cuyo objetivo es realizar investigaciones interdisciplinarias que permitan aportar información para el conocimiento del comportamiento animal y humano. En muchas de ellas los estudios se llevan a cabo de forma comparada, con el fin de propiciar un espacio de discusión académica que busque establecer puntos de encuentro de los planteamientos de las ciencias sociales y humanas y las ciencias naturales.

En este orden de ideas, desde la creación del CIDS, se han establecido contactos con varias entidades nacionales e internacionales, para poner en marcha proyectos de investigación e intercambio de experiencias pedagógicas, con el fin de optimizar la producción académica e investigativa que redunde en beneficio de los estudiantes.

La Universidad Externado de Colombia cuenta con el convenio de cooperación académica con la Universidad de la Laguna Tenerife-Islas Canarias-España, específicamente,  con la Facultad de Psicología y la Facultad de Biología.

Dentro de los propósitos del convenio de cooperación suscrito entre la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de La Laguna, se ha previsto la formulación y realización de un proyecto de investigación en temas que sean del interés de las dos entidades, y que puedan constituir un avance en el conocimiento de frontera entre biología y cultura, especialmente en temas relacionados con la etología.

En el marco de este convenio internacional se esta desarrollando el estudio “Construcción y expresión de los comportamientos de cooperación y agresión en niños y jóvenes de Colombia y España”.

 

Campo temático del proyecto

La cooperación entre los individuos que forman parte de un grupo puede ser beneficiosa  por diversas razones. En primer lugar todos los miembros de un grupo pueden beneficiarse directamente del hecho de formar parte de él,  lo  que se conoce como mutualismo intraespecífico. En segundo lugar, la selección de parentesco, o la tendencia de los animales a ayudar a los parientes cercanos, puede incrementar indirectamente su eficacia biológica (Hamilton, 1964). En tercer lugar, las conductas altruistas o de ayuda, a veces son recíprocas; esto es posible cuando el animal que ha recibido ayuda devuelva el favor a su benefactor más adelante, esto recibe el nombre de altruismo recíproco (Trivers, 1971).

Dentro de las particularidades humanas está el nivel de cooperación que se da al interior de nuestras sociedades, no solo entre familiares y amigos sino también entre individuos totalmente extraños. En contraste, otras especies animales cooperan sólo en grupos pequeños y de forma limitada; o como en el caso de los insectos eusociales, basados en un grado de parentesco genético elevado. La cooperación en humanos va más allá del aumento del fitness inclusivo y el altruismo recíproco, y la pregunta sobre el por qué de esto, está dentro de las más relevantes de comienzos de siglo (Pennisi, 2005).

La facultad de cooperar seguramente, es parte fundamental de nuestra psique pues requiere capacidades cognitivas sofisticadas (Warneken & Tomasello, 2006), y es un elemento clave para entender nuestras sociedades; el estudio de la cooperación en humanos contribuye entonces a entender lo que somos y lo que hacemos, y es sólo poniendo en práctica esta capacidad, que podremos hacer frente a los problemas derivados de nuestro propio éxito como especie.

El comportamiento agresivo es una característica común en una amplia variedad de taxones animales, incluyendo la especie humana (Eibl-Eibesfeldt, 1993; Alcock, 2005). Entendido desde el punto de vista biológico, dicho comportamiento contribuye a que los individuos consigan acceder a unos determinados recursos, generalmente –aunque no exclusivamente- mediante la competición con otros individuos de la misma especie. El comportamiento agresivo puede definirse como aquel que va dirigido a otro individuo, que puede resultar en daño físico para el último y a menudo resulta en el establecimiento de status, precedencia o acceso a algún recurso (Hinde, 1970; Eibl-Eibesfeldt, 1993). Como en cualquier definición, naturalmente, existen matices y, por ejemplo, ciertos comportamientos agresivos pueden no resultar en daño físico para el receptor de los mismos.

En humanos, por ejemplo, la agresividad puede manifestarse mediante expresiones faciales que pueden ir acompañadas de ciertas vocalizaciones, sin contacto físico directo entre los individuos implicados. Los fenómenos agresivos, por otra parte,  pueden presentarse en diversos contextos, incluyendo la competición entre dos individuos por un espacio, por parejas  sexuales, o la competición entre grupos distintos de una misma especie.