¿Cuánto cuestan los subsidios que el gobierno debe repartir entre la gente?

Un cálculo razonado de los gastos de emergencia y de las consecuencias que tendría financiarlos.

Esta crisis es distinta porque ahora no se trata de reactivar la demanda agregada, sino de evitar el colapso del sistema.

Por eso el gobierno y el banco central tienen que evitar la quiebra en serie de las empresas, la explosión del desempleo y las reacciones que podrían resultar del hambre.

Otro aspecto particular de la crisis es que depende de la capacidad del sistema de salud: “Aplanar la curva” no significa reducir el número de contagios, sino evitar el colapso de clínicas y hospitales por el exceso de pacientes en un momento dado.

Aplanar la curva también implica que las personas se vean forzadas a quedarse en casa. La consecuencia para gran parte de las empresas es dejar de vender, y —puesto que nadie puede obligarlas a trabajar a pérdida— el empleo de las personas también comienza a sufrir.

En semejante contexto surgen dos preguntas evidentes: ¿Cuáles son las necesidades sociales resultantes del coronavirus?, y ¿Cuál es el costo fiscal de atenderlas?

Cuánto valen las necesidades

Según el Instituto de Evaluación y Métricas de la Salud, es de esperar que el tiempo de afectación del virus sea alrededor de tres meses. O sea que probablemente la cuarentena durará cerca de dos meses, así que las medidas del gobierno deben ser pensadas para este plazo.

Si el gobierno le pide a la gente que se quede en sus casas, debe ofrecer ayudas para satisfacer sus necesidades básicas. Esto implica (1) subsidios para los vulnerables y (2) ayudas de desempleo directas o a través de las empresas.

(1) Suponiendo que los vulnerables son aquellos que viven en pobreza multidimensional, el gobierno tendría que auxiliar a cerca del 20 % de la población, es decir, a más o menos diez millones de colombianos. Si una familia tiene 3,5 miembros en promedio, se trataría de cerca de tres millones de familias -que deberían ser cubiertas por el Programa de Ingreso Solidario-. Dado que el presupuesto de este programa es de 1,7 billones de pesos, el ingreso mensual por familia seria de 566 mil pesos. Esta suma puede parecer suficiente para atender a una familia siempre en casa, pero se van a necesitar otros 1, 7 billones si la cuarentena se alarga a dos meses.

El gobierno y el banco central tienen que evitar la quiebra en serie de las empresas, la explosión del desempleo y las reacciones que podrían resultar del hambre.

(2) Suponiendo que la oferta laboral se mantiene constante en estos meses, y que las personas desocupadas en febrero no obtienen trabajo, las estadísticas del DANE nos permiten estimar hasta dónde podría llegar el desempleo.

La crisis económica ocasionada por el virus ha obligado a los gobiernos a tomar medidas

Los sectores más afectados por la cuarentena serían los hoteles, restaurantes, construcción, industria manufacturera, actividad inmobiliaria, actividades de entretenimiento, y comercio. Estas actividades ocupan al 56 % de los trabajadores –o sea que más de la mitad de la población corre el riesgo de perder su trabajo por la cuarentena-.

Estas personas pueden ser subsidiadas directamente o a través de las empresas que se obliguen a mantenerlas empleadas. Si, digamos, el 30 % de estos trabajadores pierden sus empleos, la tasa de desocupación llegaría al 26 % y el total de cesantes aumentaría en cerca de cuatro millones. Si el gobierno ayuda durante un mes con equivalente a un salario mínimo por trabajador, tendríamos una cifra cercana a 3,6 billones de pesos.

La salud y las empresas

Otra necesidad de emergencia es fortalecer el sistema de salud. Esto además permitiría reducir los costos de prolongar las cuarentenas: con hospitales mejor equipados sería posible flexibilizar la cuarenta, dado que los enfermos graves contarían con mejor atención médica.

El gobierno tiene pensado invertir siete billones de pesos en equipos de salud. Esta cifra podría compararse con la inversión de Alemania (83 millones de habitantes) o de Italia (63 millones) que están cerca de tres billones de euros- unos doce billones de pesos-.

Por último, es importante otorgar créditos flexibles para las empresas, postergar y reducir el pago de impuestos, intereses, seguridad social y subsidios. Dado que las empresas están utilizando parte de las utilidades de los últimos meses o años para lidiar con la crisis, sus ingresos se verán afectados ahora y en los meses siguientes a la cuarentena.

El costo fiscal de estas medidas es difícil de estimar. Sin embargo, en el caso de países como Alemania, España e Italia, gran parte del costo fiscal total provendrá de auxilios a las empresas en forma de crédito y reducción de los impuestos e intereses.

Dado todo lo anterior, y en vista de que muchos países están aumentando el presupuesto público por encima del 7 % de su PIB, no sería raro que al fisco colombiano le cueste alrededor de sesenta billones de pesos. 

Consecuencias fiscales

1. ¿Qué pasa con la regla fiscal? La fijación de algunos economistas con esta regla vuelve a notarse en medio de la crisis.

Aunque es obvia la necesidad de financiamiento extranjero a bajas tasas de interés, el compromiso de mantener bajo el déficit fiscal es claramente inadecuado en el momento. Por un lado, estas metas generalmente no se cumplen, y los gobiernos tienen que justificarlo una y otra vez. Por otro lado, la condición de solvencia se garantiza si en vez de metas de mediano plazo, el gobierno se compromete en promedio a aumentar el superávit primario a medida que aumente la deuda como proporción del PIB.

Probablemente la cuarentena durará cerca de dos meses, así que las medidas del gobierno deben ser pensadas para este plazo.

El temor de incumplir la regla fiscal este año carece de fundamentos, especialmente cuando lo que esta en juego es mucho más que la calificación de riesgo. Lo más seguro, sin embargo, es que el gobierno acabará aumentando el déficit, y dirá que de alguna manera cumplió con la regla fiscal.

2. ¿Hay riesgos de inflación? Una tarea esencial durante la crisis es garantizar el poder de compra de los hogares y lograr que las empresas sobrevivan sin tener muchos ingresos.

Una forma de interpretar esta situación es decir que aumentará la demanda de los hogares sin respuesta equiparable del lado de la oferta: la consecuencia lógica sería el aumento de los precios. Esto sucedería en tanto que el gobierno no evite la quiebra de las empresas o imponga una cuarentena demasiado fuerte.

En los próximos años, además, el aumento del déficit fiscal acabaría por traducirse en un mayor riesgo de inflación si no logra financiarse con mayores impuestos. De aquí se sigue que un aumento demasiado alto de la deuda pública podría poner en peligro la futura gestión de la política monetaria y fiscal.

Por Juan Esteban Jacobo
Docente e investigador de la Facultad de Economía

*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia.