María Claudia Lacouture le habló a los egresados de la facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

La Exministra de Comercio, Industria y Turismo, participó de la ceremonia de graduación de 93 nuevos profesionales en Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de nuestra Casa de Estudios.

Estar acá, en esta graduación, me traslada al momento en que estuve sentada donde están Uds. hoy. No les niego que me llegan nostalgias, emociones, pero también me hace ver que el tiempo pasa y no nos damos cuenta de que en el momento que salimos de aquí con nuestra toga, birrete y cartón de grado, es el momento que empezamos a construir el personaje que queremos ser.

Me invitaron aquí para compartir mi experiencia y eso haré, aunque antes debemos tener muy claro que las experiencias ajenas inspiran y regalan algunas ideas, pero no son transferibles, y no solo porque somos únicos e irrepetibles, porque cada uno de nosotros debe construir su propio personaje, con el cual se sienta más cómodo, que le ayude a sus retos y le permita encontrar la plenitud en su existencia.

No vengo para contarles cómo he construido mi carrera profesional, ni cómo de pasante de Proexport llegué a ser la presidenta de ProColombia y después Ministra de Comercio, Industria y Turismo con el único mérito del trabajo, el empeño y el compromiso verdadero por el futuro y el bienestar de la nación.

Hoy les traigo cinco mensajes muy sencillos, muy concretos, para decirles cuáles son los principios fundamentales de mi personaje, el que me ha permitido pararme aquí frente a ustedes muy satisfecha de lo que ha sido mi vida profesional:

  • Primero: los valores y principios no son negociables.
  • Segundo: Creerse el cuento.
  • Tercero: Insistir, persistir y nunca desistir.
  • Cuarto: Trabajar en equipo.
  • Quinto: Menos opinión y más información.

Vamos con la primera: tener claro sus convicciones, los principios que los rigen y saber cuándo hay que decir no, cuándo decir sí, y también cuándo hay que reflexionar para acertar. La cultura del todo se vale puede traer dividendos económicos, pero resiente lo más grande del ser humano e invalida lo bueno que hayamos hecho con nuestros verdaderos méritos.

Lo que es negociable y lo que no es debemos tenerlo claro en todo momento. En el camino siempre van a existir obstáculos, lo importante es enfrentarlos con determinación y ser conscientes de nuestras limitaciones.

Los valores y los principios son innegociables.

La segunda es “creernos el cuento”. Nuestro propio cuento. Puedo ser persistente e incluso testarudo, pero si tenemos convicción de lo que nos mueve debemos insistir, persistir y no desistir. Por supuesto en ese camino hay que tener la flexibilidad de reinventarse, ajustarse, amoldarse, porque todo cambia y hay que desarrollar la habilidad de adaptarse.

La tercera, insistir, persistir y nunca desistir. Es mi premisa favorita porque es el motor que me impulsa. La mayoría de los seres humanos tendemos a ceder ante los obstáculos, estamos poco entrenados para la resistencia. En esto hay que trabajar mucho porque la capacidad de persistir no llega a nuestro ser por arte de magia sino tras un empeño extraordinario, con un entrenamiento permanente.

El insistir, persistir y no desistir no ayuda a identificar las oportunidades reales, donde encontrarlas es un talento que podemos desarrollar. Cada situación de la vida, cada persona que conocemos, cada capacitación que recibimos, cada dato que tenemos, cada acierto, cada error, es una oportunidad.

Todo el tiempo nos llegan mensajes de oportunidades, pero casi siempre se quedan en eso: en oportunidades. Una oportunidad real es

la que captamos, trabajamos a fondo y obtenemos resultados. Solemos tener muchas oportunidades desaprovechadas.

Un elemento esencial es la tecnología y todas sus posibilidades. En este universo digital que ustedes tienen en el bolsillo está el mundo y cualquier información que necesiten está a la distancia de un clic.

Cuando nos graduamos los de mi promoción, hace 25 años, apenas despuntaba el internet, que redefinió nuestra manera de buscar y compartir información, rompiendo las barreras de comunicación entre distintos países.

No existían los iPhone, que cambiaron nuestra forma de relacionarnos con la tecnología y consumir información a nivel personal, transformando el smartphone de un artículo de lujo a una herramienta esencial en la vida cotidiana.

Ni qué decir del Big Data, de la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y de otros innumerables desarrollos digitales y tecnológicos que ya no solo son conceptos avanzados sino instrumentos indispensables para marcar la diferencia y mejorar la competitividad.

El cuarto punto que les mencionaba es trabajar en equipo, con inteligencia, sin arrogancia ni soberbia, con mucho respeto al pensamiento de los demás, propiciando la integración y las buenas relaciones, buscando lo mejor de cada uno, sin presumir, sin vanidad, sin buscar el atajo, ni la trampa, ni la competencia desleal.

Necesitamos más información que opinión, por eso es mi quinta recomendación. Más contenidos útiles y menos ofensas innecesarias.

Vivimos un mundo dinámico, frenético, y ya no basta el título que hoy obtuvimos, como sucedía en el pasado. La cantidad de información es desproporcionada a nuestras capacidades y por ello debemos escoger bien nuestras fuentes y manejar con acierto las redes sociales puesto que la información viene revuelta con la mentira y el engaño.

Y también requerimos desarrollar habilidades complementarias, como los idiomas, la comprensión digital, la diplomacia, las relaciones empresariales, el conocimiento de los asuntos públicos, conocer la importancia de la institucionalidad, de la formalidad, de la equidad y la inclusión. Si no somos parte de una sociedad que busca el bien común estaremos condenados al subdesarrollo, a la desigualdad y al odio de clases.

A ustedes les felicito porque hoy Colombia es un país diferente al que me tocó y si bien tienen mucho camino por delante para mejorarlo, atrás quedaron los tiempos en los que una ceremonia como esta podía ser interrumpida por un bombazo del narcotráfico, o ensombrecida por el dolor de tener un pariente secuestrado o asesinado por los guerrilleros o por los paramilitares.

En las adversidades se aprende sobre la importancia de la solidaridad, de la resistencia ciudadana, de lo fundamentales que son las instituciones, la democracia y la resiliencia para mantener en firme a un país que llegó a ser considerado inviable hace apenas cinco lustros.

Son épocas que parecen distantes, pero muchos lo sentimos como si fuera ayer. Algunos de ustedes ni siquiera habían nacido y, aunque estamos en tiempos nuevos, nos falta trabajar bastante para alcanzar la paz. Tenemos que ser instrumentos de paz y no del conflicto.

No olvidemos que con un pensamiento claro y determinado como carta de navegación los caminos se recorren con más seguridad. No dejemos de insistir, persistir y nunca desistir sobre nuestra convicciones, al hacerlo se salvan los mayores obstáculos y se renuevan los ánimos.

Trabajar en equipo, porque como dice el proverbio Africano, si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado.

Cada una de estos principios han sido la diferencia entre lograrlo o no lograrlo.