Los retos de las democracias en América Latina frente a la desinformación y las nuevas tecnologías

Expertas(os) de la academia y de diferentes sectores se reunieron en nuestra Casa de Estudios para debatir sobre el papel de la Inteligencia Artificial y cómo luchar contra la desinformación en América Latina.

En la era de la información digital, las nuevas tecnologías han transformado la forma en que nos comunicamos y accedemos a la información. Sin embargo, junto con los beneficios de la conectividad global, también han surgido desafíos significativos, especialmente en el ámbito de la desinformación.

En América Latina, la propagación de noticias falsas y el uso de inteligencia artificial han planteado desafíos sustanciales para las democracias de la región. En el encuentro ‘Desinformación y nuevas tecnologías: desafíos y oportunidades para las democracias en América Latina’, organizado por FIGRI y la Fundación CIVIX Colombia, con el apoyo de la Unión Europea en Colombia, se exploró el fenómeno de la desinformación, el impacto de la inteligencia artificial y cómo estos factores afectan los procesos democráticos y las elecciones.

La desinformación se ha convertido en un problema creciente en el panorama político y mediático de América Latina. Las noticias falsas, también conocidas como ’fake news’, son información falsa o engañosa que se disemina intencionalmente con el objetivo de influir en la opinión pública. Las redes sociales y otras plataformas digitales han facilitado la rápida difusión de noticias falsas, lo que plantea un desafío para los ciudadanos y los sistemas democráticos.

De acuerdo a Gonzalo Ordóñez-Matamoros, decano de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales – FIGRI, las tecnologías nos han permeado en todas las actividades y nos han ayudado, pero hay que evitar sus efectos negativos.

“Nos encontramos en un momento histórico, tenemos que sumar esfuerzos para discusiones como la desinformación y lo que implica el uso de las nuevas tecnologías. Es una oportunidad porque da cuenta de la necesidad de entender dos mundos totalmente distintos pero entrelazados: la política y la tecnología”.

Precisamente, las noticias falsas pueden socavar la confianza en las instituciones democráticas, manipular la percepción de los votantes y distorsionar el debate público. Los actores malintencionados pueden utilizar estas tácticas para difamar a candidatos, difundir rumores perjudiciales y polarizar a la sociedad. Además, las noticias falsas pueden amplificar las divisiones existentes y debilitar el tejido social, poniendo en peligro la estabilidad de las democracias en la región.

Para Sandra Acero, directora ejecutiva encargada de Civix Colombia, reconocer que opinamos diferente sobre los temas más sensibles es el pilar de la democracia. “Si no tenemos visiones diferentes no existiría la democracia. Tenemos que tomar decisiones bien informadas. La desinformación siempre ha existido, no es una novedad. Los entornos digitales hacen que la información falsa se difunda más rápido”.

“Estamos expuestos a contenidos que están creados para tener más ‘likes’, por eso se sacrifica la calidad de la información por la atracción. Estos se viralizan y se difunden más rápido porque apelan más a las emociones”, agregó Acero.

Además, la Inteligencia Artificial también ha sido utilizada para la generación automatizada de contenido falso, como textos, imágenes y videos. Mediante técnicas como el aprendizaje automático y la generación de lenguaje natural, los sistemas de IA pueden crear contenido realista y convincente que es difícil de distinguir de la información verídica. Esto plantea un desafío aún mayor para los usuarios y los verificadores de hechos a la hora de identificar y combatir la desinformación.

Daniel Barredo Ibáñez, doctor investigador de la Universidad de Málaga, comentó que el acceso amplio a la IA motiva a una mayor facilidad para generar desinformación, contenidos que imitan a la información, pero con fines espurios. “Sin embargo, hay que incorporar la IA como parte del proceso de enseñanza y utilizar la tecnología como parte de la construcción”.

En este punto coincide Aura Cifuentes, experta en gobierno abierto, innovación pública y transformación digital, quien asegura que prohibir el uso de estas herramientas no es una opción: “Hay consciencia colectiva de que el mundo está cambiando, pero poca gente se capacita en estos temas porque las conversaciones de tecnología y de datos se están quedando en nichos especializados e incluso de países anglosajones”.

Una de los grandes retos que compartió Paola Montilla, docente investigadora de FIGRI, es que la desinformación y la información puede cambiar la intención de voto en el ámbito electoral, por eso una de las propuestas es que las(os) candidatas(os) y los partidos deben tener mayor responsabilidad.

“No se debe viralizar los contenidos falsos porque esto aumenta el nivel de polarización que hay en el país. Hay que trabajar de una manera articulada con diferentes sectores e instituciones porque necesitamos una democracia fuerte. También es indispensable fortalecer los medios de comunicación locales y trabajar en el tema del analfabetismo digital”, comentó Montilla.

La desinformación y el impacto de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, representan desafíos significativos para las democracias en América Latina. La propagación de noticias falsas puede comprometer la integridad de los procesos democráticos y socavar la confianza en las instituciones.

No obstante, a través de enfoques integrales y colaborativos, es posible aprovechar las oportunidades que brindan estas tecnologías para fortalecer las democracias y promover una ciudadanía informada. Es esencial tomar medidas efectivas para combatir la desinformación y garantizar que los procesos democráticos se basen en una información veraz y confiable.