Intervención militar en Venezuela – Motivaciones y efectos de una posible intervención militar en Venezuela

En los últimos días, la idea de una intervención militar en Venezuela ha vuelto a ser parte de discusiones políticas y académicas en todo el hemisferio. Por este motivo, consultamos con docentes de la Maestría en Asuntos Internacionales expertos en Seguridad Internacional, las motivaciones y repercusiones de una intervención militar en Venezuela para Colombia.

Andrés Macías, docente de la Maestría en Asuntos Internacionales, experto en materia de Seguridad y Militarización e investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales –CIPE, explica que, desde agosto del año pasado, ya en la era Trump, la opción de una alternativa militar para “solucionar” la crisis venezolana había sido puesta sobre la mesa por el presidente estadounidense.

No obstante, tres hechos puntuales llevaron a que esa alternativa volviera a tener una gran relevancia mediática. Primero, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, dijeron que la crítica situación que estaba viviendo Venezuela los obligaba a considerar la posibilidad de hacer uso de todas las opciones que estuvieran disponibles -incluyendo una eventual intervención militar–.  Si bien Almagro salió a decir que su afirmación se había sacado de contexto y el presidente Duque afirmó que Colombia no tenía en realidad un espíritu belicista, la posibilidad quedó en el aire. Segundo, el Grupo de Lima, conformado por varios países con el fin de discutir diversas alternativas para enfrentar la crisis venezolana, emitió un comunicado hace dos semanas en el cual rechazó la idea de una intervención militar en ese país, elevando así el debate en torno al tema -aunque Colombia fue uno de los pocos países que no lo firmó-. Y tercero, la reunión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York que se realizó hace algunos días, sirvió de marco para que la situación de Venezuela siguiera siendo un tema de conversación de alto nivel. Ante esa coyuntura, era inevitable que “la intervención militar en Venezuela” se convirtiera en un tema mediático, afirma el experto.

Ahora bien, según Macías, una intervención militar no es tan viable como algunos formuladores de opinión y periodistas parecieran creer que es. Por un lado, una intervención militar requeriría la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, ante lo cual, muy seguramente China y Rusia se opondrían dada su cercana relación con el gobierno de Maduro. Es decir, no habría un mandato de la ONU para adelantar la intervención. Por otro lado, esa no ha sido la tendencia histórica para la solución de crisis políticas y humanitarias en el hemisferio y, tras la reunión en Nueva York, no parece que algo haya cambiado al respecto. Adicionalmente, valdría la pena pensar que una eventual intervención militar en Venezuela, podría terminar siendo contraproducente: la intervención militar podría convertir a Maduro en “víctima” y, de esa manera, llevaría a darle mayor legitimidad a su gobierno.

Sobre esto, el profesor Rafael Piñeros, coordinador del área de Relaciones Internacionales, y experto en Seguridad Internacional y Política Exterior agrega que en América Latina no ha sido tradicional la intervención militar de un estado a otro. Es decir, Brasil, Argentina o cualquier otro, han preferido vivir con la externalidad negativa que supone la crisis o conflicto interno en otro estado que tratar, por la fuerza, de cambiar el resultado. Históricamente, las intervenciones fueron efectuadas directamente o a través de terceros, por parte de Estados Unidos hacia terceros estados. Ejemplos hay muchos, pero, el docente señala que el fin de la Guerra Fría, enterró por completo esa posibilidad. Sencillamente no hay la disposición política o financiera para hacerlo.

De manera similar, el profesor Macías comenta que en cuanto a las posibles repercusiones para Colombia, el balance no sería muy positivo: toda confrontación armada perjudica a aquellos territorios en donde ésta se realiza y, necesariamente, la confrontación le pasaría factura al territorio colombiano; una intervención militar agudizaría la crisis que se vive con la migración de venezolanos a territorio colombiano; y dada la capacidad militar venezolana -que en los últimos años ha mejorado con la adquisición de los aviones Sukhoi, equipos blindados y un avanzado sistema de radares, entre otros-, la confrontación tendería a ser una de largo aliento, prolongando los efectos negativos del uso de la violencia sobre cualquier opción diplomática al respecto.

Sobre las repercusiones que podría tener sobre Colombia, el profesor Piñeros recuerda que en el 2002 cuando Colombia apoyó el fallido Golpe de Estado en Venezuela, el resultado fue un presidente Chávez fortalecido, quien aprovechó el momento para lanzar una campaña de ataques contra los presidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe. Asimismo, cuando en el 2008 se violó la soberanía nacional de Ecuador para bombardear el campamento de “Raúl Reyes”, las relaciones entre ambos países se congelaron durante más de un año y, Colombia fue visto por la comunidad internacional como un Estado trasgresor del Derecho Internacional Público, lo cual significó que el país tuvo que hacer ingentes esfuerzos para cambiar su imagen. Para finalizar y teniendo en cuenta todo lo anterior, Colombia debería ser el país menos interesado en una intervención porque en el pasado reciente ha demostrado que esa posición es muy peligrosa para sus intereses regionales.