Estrategias de mezcla social e integración urbana: ¿Qué efectos tienen en la población joven?

La calidad de vida, como medida de logros y bienestar de las personas, es un resultado que varía no solo entre individuos sino también entre lugares. En la literatura especializada, este tipo de fenómenos suele estudiarse con la etiqueta de “efectos de vecindario”, o lo que es lo mismo, el vínculo del lugar o ubicación de las personas con los patrones de inequidad y desigualdad.

La división y separación del espacio es quizás uno de los rasgos más distintivos de la vida en las ciudades, de antaño y de ahora; y que dan pistas para entender por qué ciertos atributos del lugar influyen en las trayectorias y niveles de calidad de vida que experimentan las personas. Por ejemplo, el lugar puede tener consecuencias duraderas con relación a la forma en que las personas se desempeñan y logran resultados. Las normas sociales, la influencia de modelos de rol, la socialización colectiva, la exposición a la violencia y los servicios públicos, entre otros, son algunos de los mecanismos intrínsecos por los cuales la ubicación y el lugar pueden ayudar a entender porque se dan trayectorias distintas socioeconómicas en las personas.

En una reciente investigación del grupo OPERA de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, el investigador Juan Fernando Bucheli indagó hasta qué punto los procesos de segregación residencial que se desarrollan en Bogotá pueden determinar las trayectorias de vida de las personas. Haciendo uso de técnicas cuantitativas de evidencia, el profesor Bucheli explora en su más reciente artículo de investigación: The influence of the ‘Fragmented City’ on wellbeing: Do mixed neighbourhoods affect young adults’ life trajectories in Bogota? el rol que tiene la segregación residencial en las trayectorias de vida de jóvenes en situación de vulnerabilidad socioeconómica. El estudio testea los efectos de las estrategias de mezcla social en Bogotá analizando el caso de jóvenes vulnerables que habitan en contextos residenciales de diversidad social.

En una batería de indicadores que rastrean dominios de bienestar subjetivo y objetivo, el estudio identifica efectos positivos asociados con variables como la “satisfacción con la vida” y “bienestar afectivo” en los jóvenes que viven en espacios con mayor diversidad social en comparación con aquellos que se encuentran viviendo en entornos de similaridad socieconómica. No obstante, en medidas de bienestar más amplias, en términos informacionales, como lo es el enfoque normativo de bienestar basado en capacidades, los efectos tienden a ser opuestos. En este caso, se presenta un detrimento de capacidades de hasta el 20% en el nivel de calidad de vida de los jóvenes que habitan espacios con mayor diversidad social comparado con sus pares de entornos de baja diversidad social.

Una de las causas planteadas en el análisis para esta situación es la mayor adaptación de los jóvenes en barrios diversos debido a la falta de autonomía y la dificultad para definir libertades sustantivas. Esto plantea un problema de preferencias adaptables en este tipo de jóvenes que los hace aceptar el orden dado y adaptar su percepciones y arreglos sociales con más facilidad que los jóvenes que viven en entornos homogéneos. El hecho de que las personas adapten preferencias cuando se enfrentan a situaciones desiguales las convierte en “cómplices implícitos” ya que legitiman órdenes desiguales y de alta inequidad social y económica.

Estos resultados dan pistas sobre los efectos contraintuitivos que pueden darse en las estrategias de desconcentración de la pobreza que se han popularizado en la planeación urbana. A lo largo de la investigación se presentan diferentes hallazgos en la medición de la segregación residencial y la calidad de vida, áreas temáticas que cada vez toman más espacio en las nuevas discusiones sobre pobreza y desigualdad en la ciudad.

Abajo link a estudio completo Aquí