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Sonrisas, aprendizaje y reflexiones, el resultado del voluntariado “Conocer Dejando Huella”

Semestre tras semestre, estudiantes de los diferentes programas de nuestra Casa de Estudios se unen para dejar huella en la población del barrio Egipto. Más de 60 horas de entrega, que al final se resumen en anécdotas para contar, aprendizajes para compartir y reflexiones para aplicar.

Desde el primer semestre del 2017, la Biblioteca, la Facultad de Ciencias de la Educación y la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, iniciaron el proyecto “Conocer dejando huella” un espacio en el que los estudiantes buscan acercarse de manera asertiva a niños, jóvenes y adultos mayores de este vecino sector de nuestra Universidad para promover valores que los ayuden a vivir en comunidad.

En el cierre del actual ciclo de voluntariado, primer semestre de 2018, los estudiantes participantes llegaron a la Fundación Buena Semilla con actividades y sorpresas. Era el momento de despedirse de los pequeños que se vieron beneficiados a lo largo de estos seis meses.

Juliana Gracias, Laura Ávila y Juliana Bejarano, del programa de Psicología; Nicolás Rojas y Alejandra Garzón, de Antropología; Laura Marín, de Sociología; Julieta Espinel, estudiante Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales y Natalia Afanador, del programa de Trabajo Social, se encargaron del evento, que también contó con la participación de docentes y profesionales de Cultura de la Biblioteca quienes los acompañaron a lo largo de este proceso.

“Yo quise estar en este voluntariado porque me pareció una labor muy linda, hay que ser muy  humano, hay que conocer la realidad de las personas. El trabajo con ellos no se basa en cambiar sus pensamientos, ni su cotidianidad sino de ser capaces de generar reflexiones y que sean ellos quienes planteen soluciones para cambiarla”, añadió Laura Ávila, estudiante de quinto semestre de Psicología.

Por su parte, Julieta Espinel, una de las voluntarias que acompañó las actividades lúdicas en la clausura, aseguró que esta experiencia es una de las mejores que ha tenido en la vida, pues más allá de aprender y de ver otras realidades, diferentes a la suya, ha podido aplicar sus conocimientos académicos, adquiridos del programa Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.

“Esta experiencia no solo me ha enseñado a ser profesora (porque educar niños es muy difícil) sino a ser persona, porque uno aprende mucho de estos niños. Es una experiencia diferente, he podido implementar lo que he aprendido en la academia”, añadió la estudiante de FIGRI.

La jornada finalizó con bailes, cantos, sorpresas y con la promesa de que el otro semestre se continuará con esta gran labor que hace la Universidad Externado en pro de la comunidad del barrio Egipto.