Los buenos proyectos transforman vidas

En el marco del diplomado en Cooperación, Gestión de Proyectos y Financiación para el Desarrollo de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, dirigido a personas que hacen parte del equipo de la Financiera de Desarrollo Territorial - Findeter, Andrea Monroy fue invitada para hablar de un proyecto que cambió su vida.

Andrea es una par comunitaria que trabaja con la Fundación Gilberto Alzate Avendaño – FUGA. Vivió en La L (el Bronx), es ‘parcera’ de los y las habitantes de calle, consumidora de cannabis, conoce de plantas ruderales, sabe bordar, es una incansable trabajadora y estudiante de pedagogía infantil. Gracias a su charla se generaron profundas reflexiones sobre la manera en que se abordan los proyectos, en especial, los dirigidos a las denominadas poblaciones más vulnerables.

Con el propósito de conocer de cerca la experiencia comunitaria que se desarrolla en el marco de la construcción de El Bronx Distrito Creativo, una de las clases se trasladó a ese espacio que hoy es reflejo de cultura, conocimiento, inclusión y esperanza, pero que antes solo se conocía como un lugar oscuro y tenebroso.

¿Ustedes consideran que la intervención de El Bronx fue un proyecto exitoso? Esa pregunta orientó la reflexión sobre el abordaje de una gran problemática nacional que contempla la prevención del consumo, el consumo problemático y la comercialización de drogas. Gracias a Liliana y Smith, pares comunitarios y guías de la exposición Esquina Redonda: memoria, creación y cuidado, el grupo conoció sobre la reducción del daño y riesgo, no solo por la explicación, sino porque ellos son evidencia viva de los resultados, pasaron de consumir drogas fuertes como el bazuco a solo fumar marihuana en sus tiempos de ocio, el resto del tiempo están ocupados con las actividades que realizan en el parche, es decir, son consumidores productivos.

Susana Fergusson, quien lidera esta iniciativa comunitaria desde la FUGA y a quien llaman “Madre” y “Profe” compartió algunas apreciaciones sobre cómo la rigurosidad de la planeación muchas veces no es compatible con los proyectos comunitarios que responden a la interacción, en los que influye mucho la cotidianidad y las relaciones que se generen durante la implementación. Por ejemplo:

Con base en el diagnóstico, se incorpora en las actividades y en el presupuesto los insumos para realizar un taller de pintura, pero durante la ejecución del proyecto las jóvenes que participan proponen que mejor se haga un taller de fotografía. ¿Se debería cambiar la actividad teniendo en cuenta que existen los recursos y es la voluntad de las(los) participantes?

Se sabe que los y las habitantes de calle no tienen confianza en las personas que llegan con chalecos representando la institucionalidad, por eso es tan importante la figura de las y los pares comunitarios, pero como requisito para contratar se exige al menos un título técnico. ¿Se debe insistir en la necesidad de modificar los requisitos teniendo en cuenta que eso incide directamente en el éxito del proyecto o contratar a las personas que cumplen con el perfil técnico?

Una de las actividades de animación comunitaria por excelencia es la realización de sancochos comunitarios, paneladas o chocolatadas, ¿cuál es la reacción de una persona que deba evaluar o aprobar el proyecto al ver en el presupuesto insumos como yuca, papa, chocolate, entre otros? No es fácil justificarlo.

Frente a un proyecto con el objetivo de reducir la vulnerabilidad social mediante el arte y la cultura y que no incluye infraestructura, sino que sus productos son intangibles y; otros proyectos que resulten en la construcción de una escuela, un puesto de salud o una vía, es muy probable que quienes toman la decisión prefieran lo tangible, pues facilita la rendición de cuentas y evita suspicacias frente al uso de los recursos porque “se ve lo invertido”.

Al finalizar la visita al Bronx varios estudiantes manifestaron que esa experiencia fue muy valiosa para su aprendizaje, en especial su aprendizaje personal. Es claro que los proyectos son una gran herramienta para transformar realidades, de allí la importancia de que cada vez sea mejor su formulación como primer paso para una adecuada implementación.