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Cómo curarnos con libros

¿Quién dijo que las dolencias no pueden ser curadas, o por lo menos aliviadas, simplemente con la lectura? Aquel que se ha acercado a obras como Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, o a la novela La enfermedad del venezolano Alberto Barrera Tyszka, podrán darme la razón. Todo libro impacta en su lector -¬es inevitable-, lo afecta, en menor o mayor medida, no es posible salir indemne de las páginas.

El libro Manual de remedios literarios, de las autoras Ella Berthoud y Susan Elderkin, es un tratado de medicina, aunque algo diferente de los demás. Es un transformador acercamiento al alivio espiritual y físico por medio de las palabras. “Biblioterapia especulativa”, dijo de esta obra el expresidente Clinton.

Este manual es un recetario literario, que prescribe los mejores tratamientos a enfermedades como el mal de amores, fármacos para prevenir los ronquidos de la pareja, la pérdida de memoria o pastillas para evitar la tentación de caer en los pecados capitales. ¿Lo corroe el odio? Lea a Orwell. ¿Padece de depresión? Aproxímese a Sylvia Plath. ¿Sufre de hipocondría? Nada mejor que leer a Frances Hodgson Burnett y su obra El jardín secreto. ¿No quiere volver a soportar las terribles pesadillas que le aquejan tanto? Río profundo de Shusaku Endo es su mejor opción. Sea la dolencia que sea, el Manual de remedios literarios es la medicina alternativa que, si no ha de curarlo, servirá como paliativo en todo el cuerpo.

El abandono, la pérdida de la fe, los malos modales, la paranoia, entre otros padecimientos, pueden ser atendidos por la fórmula del lenguaje. Solo hay que tratarse y dejar que la literatura se convierta en el mejor sanatorio.

*Reseña elaborada por Hellman Pardo, funcionario de la Biblioteca.