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1819 o el año de la liberación

A comienzos de 1819 la voz del pueblo se esclarece. Cansados de la sumisión y el sometimiento al virreinato español, el pensamiento independentista de los habitantes de la Nueva Granada crece. El libro “1819” del historiador antioqueño Daniel Gutiérrez Ardila, publicado por la editorial de la Universidad Externado de Colombia en el año del bicentenario, nos encamina a tal causa, a “la libertad sublime”, como reza en nuestro himno nacional.

Dividido en tres capítulos (“Venezuela”, “Nueva Granada” y “Colombia”), “1819” hace un recorrido por los albores de la guerra de la independencia. Desde el memorable 20 de julio de 1810 en Bogotá, el grito de los neogranadinos y venezolanos va haciendo eco y quiere redimirse de la opresión española. El apartado “Venezuela” comienza contándonos las reuniones preliminares de varios grupos patriotas que partieron desde los límites de Angostura, hacia los llanos del Casanare, pasando por el Páramo de Pisba, y así intentar tomarse Santafé. Gutiérrez Ardila nos comenta, por ejemplo, que en los comienzos del proyecto independentista los pobladores no lo respaldaban. Los generales tuvieron que hacer mil maniobras para sostener el paso de la guerra que, para algunos, como Santander y Bolívar, era inevitable. En su reconquista para el imperio, Morillo y Barreiro causaron tanta destrucción como les resultó posible. Instigar a la tercera división de Barreiro se había convertido en una larga obsesión por parte del general Santander.

En el capítulo “Nueva Granada” el autor de “1819” nos conduce al interior de las tropas. La compañía realista se veía diezmada, con la moral en franco descenso, con hambre, ante una lluvia constante y torrencial que duraría meses. Las alpargatas apenas cubrían el pie algunos días, así que caminaban a pie limpio. Sin embargo, las tropas independentistas también atravesaban enormes dificultades. Casi desnudos, con una especie de taparrabos, llamado guayucos, y un sombrero de paja para protegerse de las inclemencias del sol, los hombres neogranadinos cruzaban las altas cuestas de los páramos para tomar por sorpresa Tunja y, de allí, Santafé. Mientras que los españoles contaban con 400 realistas, los colombianos sumaban 1500 hombres y 350 bestias. Gutiérrez Ardila termina este maravilloso relato historiográfico con su apartado “Colombia”, donde rememora la victoria del pueblo neogranadino en la Batalla de Boyacá, la muerte de Barreiro y la huida del virrey Sámano hacia la población de Turbaco, cerca de Cartagena, y de allí a Panamá.

Este libro contiene ilustraciones y algunas referencias espaciales, así como mapas detallados que permiten una lectura dinámica y viva. “1819” es sin duda un gran acontecimiento narrativo, necesario para no perder lo que tanto hemos abandonado los colombianos: la memoria.

*Reseña elaborada por Hellman Pardo, funcionario de la Biblioteca.