El Externado presenta Curso de Introducción a la Arqueología Subacuática, dirigido por Ricardo Borrero

Ricardo Borrero, docente-investigador dedicado al estudio del patrimonio cultural sumergido, es el más reciente integrante del equipo de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia.

Ricardo es historiador de la Pontificia Universidad Javeriana, tiene una maestría en antropología (Área de Arqueología) de la Universidad de los Andes y es doctor graduado del Nautical Archaeology Program (NAP) de Texas A&M University. En el año 2011 fue becado para participar en el Curso Internacional de Arqueología Subacuática ARQUA-UNESCO y cinco años después obtuvo la beca de Fullbright para adelantar sus estudios doctorales.  

Nos reunimos en el patio de la Casa 1-37 para conversar sobre la arqueología subacuática, su importancia, sus desafíos, su legislación y sobre el amplio espectro de investigación que ofrece esta rama de los estudios del pasado.  

Carlos: La arqueología se ha caracterizado a menudo por mitos e imaginarios que se alejan del verdadero propósito y objeto de estudio de esta disciplina. Así como sucede con Indiana Jones y la arqueología, la arqueología subacuática en el imaginario colectivo parece construirse de historias de piratas, tesoros y barcos hundidos. ¿Por qué tenemos este imaginario según su opinión y qué tan amplio es el campo del estudio de sitios sumergidos en la arqueología? 

Ricardo: Creo que la respuesta infortunada es que habitualmente los medios de comunicación masiva suelen enfatizar en el tesoro y, más específicamente, en su valor económico directo y cuantificación monetaria. Esta aproximación suele nublar los aspectos realmente importantes de los sitios arqueológicos y su aprovechamiento público y sustentable. Desde la arqueología, hemos luchado por abandonar la noción de tesoro, pero, conservando la palabra de la pregunta, el tesoro no es el valor económico, es su importancia como fuente para la historia y símbolo de identidad de los pueblos. Los bienes suntuosos son una parte ínfima del amplio espectro de huellas materiales que ha dejado la relación de los seres humanos con los cuerpos acuáticos. Nuestra relación con el mar se remonta a los albores mismos de la humanidad, nos relacionamos con los cuerpos de agua desde que éramos homínidos, incluso antes de ser Homo sapiens. Mientras fuimos nómadas, pescábamos, recogimos moluscos, entre otras. Luego, nuestras actividades acuáticas se fueron complejizando y comenzamos a navegar, a comerciar e, incluso, a tener guerras, batallas y actividades de recreación en el mar. Y sólo hemos hecho referencia al mar; también existen huellas de actividad humana en las lagunas, lagos, ríos, arroyos, etc. En segunda instancia, además de naufragios, estudiamos muchos otros remanentes de actividad pasada: aviones, tanques de guerra, puertos, muelles, instalaciones pesqueras, etc. 

Carlos: Frente a esta gran diversidad de sitios estudiados que menciona, me intriga el hecho de que, aunque la arqueología subacuática es una rama relativamente joven, ha avanzado más rápido que otras ramas y enfoques del estudio del pasado. ¿A qué se debe este progreso acelerado y cómo se están investigando sitios bajo el agua hoy? 

Ricardo: Creo que el avance es el resultado de nuestra fascinación por lo extraño y lo desconocido. La exploración ultramarina fue durante siglos el área del conocimiento científico que más jalonó el avance tecnológico. De hecho, los barcos, como las naves espaciales hoy en día, fueron las máquinas más complejas construidas por el hombre hasta época muy reciente. Y de hecho, la exploración espacial y la exploración submarina tienen mucho en común: ambas implican la subsistencia en un medio ajeno y extraño. Muchos de los desarrollos tecnológicos para la investigación marina, se emplean y se adaptan para el espacio. En lo que atañe a la segunda parte de la pregunta, quizás las piezas de tecnología más avanzadas que se emplean en arqueología subacuática sean los AUV – vehículos submarinos autónomos- y los ROV – Vehículos Operados Remotamente – por sus siglas en inglés. Estos aparatos integran inteligencia artificial y nos permite “ver” el fondo marino, reconocer su composición, e incluso hacer cosas que antes sólo podían hacer los buzos.  

Carlos: Mencionaba antes que la comprensión de nuestro pasado a partir de nuestras relaciones con los diversos cuerpos de agua nos permite acceder a información sobre los estilos de vida de los primeros Homo Sapiens o incluso antes hasta fenómenos sociales de la modernidad. Ante este amplio espectro de estudio, ¿cuál es el mayor aporte de la arqueología subacuática? 

Ricardo: Creo que el mayor aporte podría englobarse bajo el objeto de estudio general de la arqueología subacuática: la historia de la relación de los seres humanos con los cuerpos de agua en sus múltiples manifestaciones a través del tiempo. Ahora bien, una respuesta más personal desde mi campo específico de estudio que son las embarcaciones, es que estas, además de ser las máquinas más complejas construidas por los seres humanos antes de la época contemporánea, están en la base del funcionamiento y la estructura de las sociedades marítimas, costeras, lacustres y rivereñas. Nos habla de sus formas de subsistencia, sus enfrentamientos, revelan aspectos de la dimensión simbólica, el movimiento y las conexiones, la organización sociopolítica, etc. 

Carlos: Dichas embarcaciones de las que habla han sido objeto de expolio y tráfico de cultura material, así como ocurre en otros sitios sumergidos. ¿Qué se está haciendo en el mundo y en Colombia para proteger este patrimonio tan relevante en la comprensión de nuestro pasado? 

Ricardo: Existen esfuerzos para la protección del PCS a múltiples escalas y dimensiones, los más visibles usualmente son los instrumentos normativos o legislativos internacionales como la Convención de UNESCO de 2001. Los países colaboran cada día en mayor medida para la protección e investigación de patrimonios que se consideran compartidos. De un tiempo para acá los países también exigen estudios de impacto arqueológico subacuático antes de ejecutar obras de infraestructura que afecten los fondos marinos. Ahora bien, más allá de la cooperación internacional, los instrumentos legales y las medidas preventivas, debe resaltarse el papel de la educación, tanto formal como no conducente a título, pues además de profesionales se requiere que las comunidades se identifiquen con el patrimonio para que se conviertan en agentes de su protección. No me gusta la palabra apropiación, pero las palabras “apropiación social” suelen emplearse para referirse a este componente indispensable en la protección. Finalmente, la investigación y la difusión masiva desempeñan un papel de vital importancia en la visibilización de este patrimonio que, aunque no es diferente del terrestre en lo que toca a su carácter patrimonial, por estar en un medio extraño, es difícil de ver. 

Carlos: Ahora que menciona la importancia de la educación, próximamente se abrirá el Curso en Introducción a la Arqueología Subacuática bajo su dirección. ¿Por qué considera importante estudiar las teorías, métodos y técnicas aplicadas al patrimonio cultural sumergido? 

Ricardo: Creo que una de las principales razones son las múltiples amenazas que se ciernen sobre ese patrimonio, a algunas de las cuales usted ya se refirió: el saqueo, la búsqueda de tesoros, el tráfico, etc. Es, en últimas, un patrimonio en riesgo, en buena medida por codicia, pero también porque no se ve y por desconocimiento. Las teorías, métodos y técnicas apropiadas y diseñadas específicamente para ese fin, son la forma más idónea de afectar ese patrimonio en la menor medida posible y acceder simultáneamente a la mayor cantidad de información posible. Además, es fascinante. 

Desde la Universidad Externado de Colombia damos la bienvenida al profesor Ricardo Borrero a nuestra Casa de Estudios y la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural.  

Por: Carlos Serrano