Diana Carvajal e Ilean Isaza, innovadoras en la investigación arqueológica en la estación científica Coiba AIP

Entre el 22 de febrero al 5 de marzo, dos mujeres, las doctoras Diana Carvajal e Ilean Isaza, investigadoras asociadas a Coiba AIP, se internaron en la agreste Jicarita, una isla que hace parte del archipiélago de Coiba, en Panamá, para recolectar datos que nos permitan entender los roles que tuvo este territorio en la subsistencia y movilidad de grupos humanos en el pasado.

Por: Carlos Serrano

Entrevistamos a Diana, profesora e investigadora de la Universidad Externado de Colombia, para que nos contara más sobre esta emocionante expedición o, en sus propias palabras, sobre la “arqueología extrema”. 

Carlos: Estuve revisando en mapas la ubicación de Jicarita y no logro imaginarme cómo se llega hasta allá. Cuéntanos un poco sobre eso.  

Diana: Llegar a Jicarita es hacer un viaje hasta la isla más lejana del Parque Nacional Coiba, son casi 300 kilómetros de distancia desde Ciudad de Panamá; tomas un bus hasta Santiago, que es una ciudad principal, sales a un pueblito que se llama Soná y de allí a otro pueblito más pequeño llamado Santa Catalina. De allí debes tomar un barco o lancha por dos horas hasta esta isla que no tiene electricidad, ni agua potable, ni baños, ni internet, ¡es la selva! Eso sí lo que abundan son los escorpiones, culebras, cocodrilos marinos y otras bellezas de ese tipo (risas). 

Carlos: ¿Cuál era el objetivo de esta temporada en campo? 

Diana: El título de nuestro proyecto es ‘Tradiciones pesqueras en Coiba’ y lo que queremos hacer junto con mi colega Ilean Isaza en la pequeña isla de Jicarita es averiguar cómo se procesaba el pescado. Esta isla tiene evidencias de muchas tradiciones cerámicas por haber sido un importante punto de encuentro para el comercio y, además, una alta explotación de ostras perlíferas y ostras espinosas que servirían para hacer collares y un montón de cosas. Hay también acciones de memoria en la isla, pues se han encontrado varios enterramientos allí. Lo anterior sugiere un gran movimiento de personas entre el continente y la isla.  

Carlos: De acuerdo con lo anterior, ¿qué ideas han generado a partir de esta primera temporada de campo en Jicarita? 

Diana: Una de las hipótesis de trabajo es que en esa isla se estaban consumiendo peces de mar abierto como el atún y, considerando que estos son peces de gran tamaño y tienen mucha grasa, es posible que las comunidades del pasado los ahumaran debido a las condiciones particulares del trópico. Proponemos lo anterior también porque encontramos una casa con un fogón muy grande en donde creemos que eso pasaba. Esperamos que el trabajo de análisis en laboratorio nos permita confirmarlo.  

Carlos: Tú llevas mucho tiempo investigando las prácticas de aprovechamiento de recursos marinos en Panamá. ¿Hay alguna manera de correlacionar los diferentes sitios que has estudiado a lo largo de tu carrera como zooarqueóloga? 

Diana: La cuestión es que, como se trata de tradiciones pesqueras, nos va a servir mucho hacer la comparación. En otras partes de Panamá, la pesca era muy estuarina, es decir, cerca de los ríos. Esto, en cambio, se trata de una pesca diferente, a mar abierto, en arrecife, entonces esperamos ver otros implementos y estrategias pesqueras. Quizás algo que comparten es que no sabemos con qué pescaban; no hay anzuelos, pero sí pesas de red, lo que sugiere la posible utilización de redes, si bien esos materiales no se conservan.  

Carlos:  Por lo que me comentabas en otra conversación, Ilean es una arqueóloga experta en análisis cerámico asociada a la Universidad de Boston y tú, zooarqueóloga asociada al Externado. ¿Cómo es investigar un sitio de estos con una colega que puede tener una tradición y metodología distinta al momento de hacer arqueología? 

Diana: No tenemos ningún problema porque ambas desarrollamos nuestra vida investigativa y profesional en Panamá y, sumado a eso, las dos fuimos alumnas del doctor Richard Cooke, quien lamentablemente falleció hace menos de un mes. Nos une la gran influencia que tenemos de él y, de hecho, este proyecto de Coiba era uno de los deseos de nuestro mentor. Tenemos la responsabilidad y el honor de hacerle tributo a nuestro querido profesor. 

Carlos: ¿Qué se viene ahora con el proyecto? 

Diana: Debemos empezar el proceso de documentación y análisis. Mi plan es volver en junio para poder adelantar el análisis del material que encontramos en nuestras excavaciones. Posteriormente, queremos publicar para poder compartir nuestros hallazgos en Coiba.  

Carlos: En el marco del Día Internacional de la Mujer, ¿cuál es el impacto que ha tenido la presencia de las mujeres en las investigaciones arqueológicas en esta región? 

Diana: Podría decirte que, en la actualidad, quienes están adelantando la investigación arqueológica en Panamá son mujeres, aunque hace falta darles más crédito y más equidad en términos de reconocimiento y de visibilidad de los trabajos de investigación. Te cuento también que en este momento las personas que trabajan con el Instituto Smithsonian en el área de arqueología son mujeres: la zooarqueóloga Ashley Sharpe; la curadora del Smithsonian, Nicole Smith, y estamos Ilean y yo trabajando en Coiba. Sin embargo, debo decir también que se trata de un trabajo realmente cooperativo. Estamos muy agradecidas con el recién egresado James Chávez, quien nos colaboró enormemente; con Santiago Concepción, guardabosques del Parque Coiba, quien compartió sus conocimientos con nosotras, y con varios miembros de la comunidad que hicieron posible llevar estos proyectos a cabo. En definitiva, la ciencia no tiene género.  

Desde la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural, nos sentimos muy orgullosos por contar con la doctora Diana Carvajal como profesora de nuestro pregrado en Arqueología, una mujer valiente, brillante, audaz y con una gran pasión y entusiasmo por el pasado. Deseamos que su investigación en Panamá contribuya de manera sustancial a nuestra comprensión de las interacciones entre ambientes y humanos hace cientos o miles de años.