Camila Gómez, una alfarera del siglo XXI

Camila Gómez es restauradora, empresaria, mamá y directora creativa de Tybso, una empresa fundada por sus padres, en la que lleva trabajando 20 años y la cual lidera al lado de una de las mujeres más importantes de su vida: su mamá.

Nacida en Bucaramanga, pero criada en Bogotá; ingresó en 1996 al programa de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Mueble del Externado, convirtiéndose así en integrante de la tercera generación de egresadas(os) de este pregrado, bastante nuevo y desconocido en ese entonces.

Ella describe su decisión de estudiar esta disciplina como una gran apuesta. Su amor por las bellas artes, la influencia de su familia materna – conformada principalmente por artistas de diferentes campos – y la necesidad de estudiar algo que le permitiera desempeñarse en distintas áreas, la llevaron a elegir la restauración como un pilar de su vida.

“La restauración me parecía fascinante, porque podía entender a profundidad cada uno de los materiales, entender por qué y cómo se lograba obtener esa pieza final. Sentía que era la carrera perfecta, porque el mundo de los museos me encanta, la historia del arte era mi materia favorita en el colegio, entonces era un paso súper natural llegar a la restauración de bienes muebles. Era una carrera nueva, por lo que definitivamente fue una apuesta”.

Todo lo que aprendió en el Externado le ha servido de insumo para liderar el negocio de su familia, una empresa conformada por 33 colaboradores, dedicada a la producción, cien por ciento a mano, de vajillas personalizadas que se hacen a la medida y necesidad de cada cliente.

Para llegar a ese producto final, Camila se reúne con sus clientes durante casi tres horas; en esa conversación, busca descifrar a la persona que tiene en frente, entender cuál es el propósito de la comida, el tipo de plato y lo que hay alrededor de este.

“Recuerdo cuando teníamos que hacer una ficha técnica de un objeto a estudiar. Hoy eso se convierte en las fichas técnicas de mis vajillas; donde llevamos un registro de los procesos rigurosos de laboratorio, de la compresión del material, de cómo intervenir un objeto, donde hay que dar un paso atrás y observarlo antes de intervenirlo, eso es lo mismo que yo hago durante mis citas”.

El taller de Camila está lleno de procesos, rigurosidad química, creatividad y un entendimiento hacia la materia y hacia el tiempo para que esta se transforme. Para ella, haber estudiado Restauración y llegar con todo ese conocimiento a Tybso reafirma el amor de su mamá hacia los oficios manuales, pues tener a su alcance toda la información sobre el uso de los materiales y oficios permite que el taller mantenga firme su visión de trabajar a mano cada uno de los proyectos.

Para la externadista, fue una gran ventaja ver clases casi que personalizadas durante sus años de pregrado, pues esto le permitió acercarse de una manera más personal y particular a los objetos. Ella recomienda a sus futuras(os) colegas aprovechar al máximo la carrera, así como participar en actividades extracurriculares que les permita conocer a estudiantes de otras facultades.

“Uno no necesariamente es profeta en su tierra. Yo siento que estoy ejerciendo mi carrera desde esta mirada que es un oficio, que está evolucionando, pero respeto las técnicas, tengo la capacidad de abordar y estudiar cualquier objeto, y eso es un plus fantástico”.

Su tenacidad, personalidad arrolladora, creatividad y capacidad de liderazgo, hacen de Camila una mujer empoderada, que además de cumplir sus sueños y los de su familia, es el sostén de más personas que tejen sus metas alrededor de Tybso. Ella es ejemplo del talante externadista y de la perseverancia y fuerza que caracterizan a las mujeres colombianas.