¡No más sangre!

Regresemos al final de los años 80. Afectados en el fondo de sus entrañas, los muchachos comienzan a manifestarse tímidamente, juntándose para vencer el miedo. En nuestra universidad se organiza una “marcha por la vida” y en sus carteles se lee: “no más sangre”; “estamos en la narcoviolencia”.

En entrevista con el programa Enviado Especial de Germán Castro Caicedo, Javier Cabrera, estudiante del Externado señaló que

“en ese momento nos empezamos a comunicar con gente del Rosario, de los Andes y de la Javeriana, para decirles que había una necesidad de salir a caminar, pero caminar en silencio, normalmente estamos acostumbrados a caminar gritando, pero nuestra caminata era una marcha callada…”.

Entre la multitud de estudiantes sobresalía un cartel con la Leyenda “Todavía podemos salvar a Colombia”, que fue acuñado como distintivo del movimiento. Marcharon desde el centro de Bogotá hasta el cementerio el 25 de agosto de 1989. Entre esos muchachos acongojados estaban, entre otros, Fernando Carrillo, de la Javeriana; Fabio Villa, de La Nacional, Catalina Botero, de los Andes. En el grupo de los externadistas figuraban Claudia López, Sergio Diazgranados, Alejandra Barrios, Óscar Sánchez y otros que confluyeron en un movimiento sui géneris que, según Fabio Villa (quien, con Fernando Carrillo integró el dúo estudiantil en la Asamblea Nacional Constituyente), “simbolizó la convergencia de la tradición estudiantil ‘revolucionaria’ de las universidades públicas con un movimiento reformista ‘burgués’ surgido de las universidades privadas”, Según Castro Caicedo.

Mientras algunos sectores de la Academia y la política consideraban poco ortodoxa la propuesta de la “séptima papeleta”, consistente en agregar un voto a los 6 establecidos para las elecciones de marzo de 1990, para que la ciudadanía aprobara la elección de una Asamblea Constituyente con el fin de hacer una nueva Constitución, los estudiantes se rancharon en la iniciativa.

“La séptima papeleta fue una reafirmación de que no nos dejaríamos callar por la mafia, de que saldríamos a defender esta democracia a las calles y reformaríamos el país para que fuera una mejor democracia… Hoy sigo creyendo lo mismo”, dice la alcaldesa Claudia López, entonces estudiante de Finanzas y Relaciones Internacionales.

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