“Un libro por centavos” y la belleza de las palabras de Hugo Mujica en la tertulia externadista

“Es contemplando las estrellas que la inmensidad se abre”, “No basta con cerrar los labios, al silencio hay que escucharlo, que nos diga él lo que de nosotros callamos”.

Son versos tomados al azar, mientras Hugo Mujica los leía, para los participantes que lo escuchaban, en el encuentro Tertulia Externadista.

Hugo Mujica, poeta argentino, conversando con Juan Esteban Londoño, también poeta y leyendo sus textos del libro ‘Lluvias’, Nº 167 de la Colección “Un libro por centavos”, publicado por la Universidad Externado de Colombia, en el mes de abril, y a quien se había invitado a participar en la Feria del libro de Bogotá para presentar su poemario.

No hubo Feria, Hugo no pudo visitar a Colombia, pero el Coronavirus no fue impedimento para compartir con él, más de dos horas de interesantes y bellas palabras.  Al preguntarle Juan Esteban sobre esta época de Coronavirus, Mujica responde con un viso de humor, que no le resulta tan dramática la situación, que no la toma como un confinamiento, al contrario, siente que el mundo se adapta más a él que él al mundo. Agradece que estos meses le trajeron más silencio y pudo terminar un libro sobre Heidegger. Pero confiesa que sí extraña a los amigos y viajar.

A pesar de que el tiempo de la tertulia voló, el poeta alcanzó a brindar dos lecturas de versos y un prólogo, porque se sentía la necesidad de volver a lo esencial de las palabras, a escucharlo leer en voz alta sus poemas.

Pronto los participantes se animaron a dialogar con él y uno de ellos le preguntó ¿Qué ama Hugo Mujica?  “Amo la vida desde la belleza”. El adjetivo bello del título de esta noticia, se queda corto para la sensación y sentimiento de alivio, paz y asombro que dejó el escritor con sus generosas intervenciones, reflexiones y lectura.

Para terminar, un “Poema al padre muerto”, tomado del poemario Nº 167, “Lluvias”.

VII

Hace apenas días murió mi padre,

hace apenas tanto.

Cayó sin peso,

como los párpados al llegar

la noche o una hoja

cuando el viento no arranca, acuna.

Hoy no es como otras lluvias

hoy llueve por vez primera

sobre el mármol de su tumba.

Bajo cada lluvia

podría ser yo quien yace, ahora lo sé,

ahora que he muerto en otro.