Retos para el próximo presidente: la inflación

Por: Angie Paredes y Mabel Jiménez
Los intensos desequilibrios macroeconómicos por causas internacionales evidencian la urgencia de una agenda social encaminada al aseguramiento de políticas monetarias sostenibles.

El próximo presidente de Colombia tendrá que afrontar un escenario desalentador, pues según estimaciones de organismos supranacionales señalan que la economía colombiana será en la que más aumentará la pobreza en la región, esto ante el disparado y sostenido aumento de los precios.

El Banco de la República es un ente independiente, y como órgano del Estado es el encargado de controlar la inflación en Colombia, mediante la aplicación de políticas monetarias que permitan mantener el poder adquisitivo y, así mismo, mejorar el bienestar de la población. No obstante, a pesar de sus grandes esfuerzos, Colombia actualmente enfrenta una de las inflaciones más altas de los últimos 25 años, lo que refleja una presión inflacionaria que ha llegado a niveles por encima del doble de las medidas históricas con base en los datos del Dane.

Una suma de factores internos y externos explican la alta inflación que experimenta el país. Tras las políticas de estímulo a la economía nacional, tomadas para enfrentar la crisis ocasionada por la pandemia, y junto al aumento de la demanda interna por encima de la tendencia como respuesta a la reactivación de la economía, se suma la coyuntura internacional al efecto inflacionario.

La invasión de Rusia a Ucrania llevó a que el precio del barril de petróleo aumentara, pasando de 97.93 a 120.91 dólares entre febrero y junio del 2022, esto también afectó los precios de la gasolina, y los gobiernos de países como Chile y México decidieron incrementar los subsidios o reducir impuestos para mitigar el impacto a los consumidores por los altos precios del petróleo.

En Colombia, el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles logró cubrir la volatilidad del precio del petróleo para que esto no incrementara la presión al alza de la inflación. Por otro lado, dado que Ucrania es un importante exportador de trigo y que Rusia es el principal país exportador de este cereal en el mundo, entre otras materias primas, se explica el aumento de los precios de los alimentos, fertilizantes y plaguicidas en el mercado internacional por el conflicto entre estas dos naciones.

Esto quiere decir que el próximo presidente de Colombia deberá entender que este fenómeno inflacionario responde en parte a las dinámicas globales, por lo que tendrá la tarea de tomar medidas para frenar la alta inflación que afecta la capacidad adquisitiva de la población en el país.

Según lo expuesto por el Banco Mundial en su último reporte de perspectivas económicas mundiales, en los países de América Latina y el Caribe la inflación se ha disparado mucho más allá de los objetivos de los bancos centrales. Si bien la guerra en Ucrania tiene un reducido efecto directo en la región, los efectos indirectos causados por los precios de las materias primas son significativos. Los aumentos en los precios de los combustibles y los alimentos han tenido una influencia notable, sin embargo, las recientes estimaciones muestran que la aceleración de los precios se está extendiendo a todas las canastas de consumo.

De acuerdo con el Banco Mundial, aunque se observa que la guerra ruso – ucraniana ha aumentado los precios de las exportaciones en la región, las tensiones en la geopolítica han debilitado el comercio internacional, esto junto al endurecimiento de las condiciones financieras, los altos precios de los insumos para producción, el aumento de los precios que ha logrado permear la canasta de bienes y servicios de consumo, la incertidumbre política y, finalmente, el rápido endurecimiento de la política monetaria estadounidense.

Según el organismo, los pronósticos son desalentadores. Luego de un repunte posterior a la pandemia en el crecimiento económico del 6.7% en 2021, el crecimiento de la región presenciará una fuerte desaceleración durante el 2022 llegando hasta el 2.5%. Las estimaciones predicen una desaceleración aún más fuerte para el período del 2023, con un pausado crecimiento de tan solo el 1.9% y para el 2024, una mejora en las condiciones que llevarán a un crecimiento económico de América Latina y el Caribe del 2.4%.

De esta manera, este incremento de la inflación en Colombia está concentrada en el sector de alimentos, afectando en mayor medida a los hogares que se encuentran en la pobreza y la pobreza extrema, quienes se ven limitados por el consumo de los alimentos de la canasta familiar, llevando a que estas familias varíen su alimentación, buscando bienes sustitutos con calidades de nutrición más bajas.

Según la Cepal, entre los países de la región, Colombia será la economía en la que más aumentará la pobreza en el peor escenario posible, la tasa de pobreza en el país fue de 36,3% en 2021 y proyecta que subirá a 39,2% en 2022 en un ambiente de más inflación, lo que representa un incremento de 2,9 puntos porcentuales frente al año pasado, como resultado de un aumento generalizado de los precios de los alimentos.

En esta misma línea, uno de los desafíos, consiste en proporcionar una mirada trascendental a la focalización de transferencias monetarias condicionadas a raíz del desplazamiento de todos aquellos hogares de clase media que han sido arrastrados a la pobreza extrema, viéndose afectados por el alza de la inflación.

Teniendo en cuenta que la inflación en el país sigue con tendencia a subir,  lejos de llegar a niveles de prepandemia, y teniendo en cuenta las proyecciones de crecimiento económico de la Ocde en donde se prevé una expansión de 5,5% de la economía colombiana, otro de los pilares fundamentales del gobierno será seguir creciendo a niveles más altos, pero este incremento económico deberá ir de la mano con el control de la tasa de inflación y la tasa de cambio.

Otra dificultad central será el aumento de la deuda pública, generada por la subida de la tasa de cambio, en este caso otro reto primordial del próximo gobierno será ajustar sus gastos, en términos de la distribución de presupuestos dando prioridad a los diferentes proyectos que financia, de tal manera que no se siga incrementando el déficit fiscal del país.

Eventualmente, un reto del próximo gobierno será mantener la reducción de aranceles, en donde a través de un decreto se definió un arancel del 0 % por 12 meses para otros 39 insumos agropecuarios, con el fin de disminuir las presiones inflacionarias y reducir los costos de producción de los alimentos. No obstante, será necesario analizar si estas reducciones previas ya realizadas por gobiernos anteriores van en la dirección correcta, y si es así, se deberán mantener mientras ese escenario de la inflación continúa al alza.