¿Cuáles son los retos del nuevo gobierno en el sector cultural?

Por: Paula Jimena Matiz López
Es el momento para el fortalecimiento institucional del país y el sector cultural no es la excepción. Un ministerio relativamente joven, como el de cultura, requiere consolidar sus políticas públicas en todos sus escenarios como instrumento clave para recuperar y reactivar las diversas áreas afectadas por la pandemia y dar trámite a las tareas pendientes del proceso de paz.

El sector cultural es un amplio espectro que abarca desde industrias culturales, economía naranja, promoción de la lectura, archivos, bibliotecas, museos, infraestructura cultural, hasta ámbitos artísticos y patrimoniales como la defensa de la diversidad cultural, etnolingüística y la protección del patrimonio cultural material e inmaterial del país.

En este vasto panorama, el Ministerio de Cultura ha recorrido una senda de constante afianzamiento, pero todavía se muestra sensible a los vaivenes de las agendas políticas del gobierno de turno. En ese sentido, hay algunos puntos que quien ocupe la presidencia de Colombia, estará llamado a atender y, ojalá, fortalecer el sector desde una perspectiva de Estado. He aquí algunos puntos que, sin pretender ser taxativos, son importantes para reflexionar:

  • Memoria histórica: Sin duda uno de los puntos más álgidos en los últimos años ha sido la poca consideración, por parte del estatuto gubernamental, del derecho de las víctimas del conflicto armado a la reivindicación histórica de los pueblos y comunidades tradicionalmente marginadas. El nuevo gobierno encuentra un escenario en el que se clama por una postura clara, abierta y directa sobre el reconocimiento por parte del Estado de las víctimas a su derecho a la reparación simbólica, que sobrepase las placas conmemorativas y lleve a una recuperación integral de sus hábitos y prácticas culturales. Así mismo, la construcción de espacios en los que la diversidad cultural se respete con la concertación de símbolos de conmemoración de la historia tradicional que, a la luz de hoy, resultan especialmente problemáticos para las comunidades excluidas.
  • Sostenibilidad y desarrollo del sistema cultural: Quizás uno de los aspectos que más afana a la sociedad colombiana son las perspectivas económicas que enfrenta un nuevo gobierno ante un panorama internacional adverso y el efecto de la pandemia que sigue vigente. Lo anterior deriva en una percepción hacia el sector cultural que es asumido como un gasto innecesario, el cual es mejor evadir. Sin embargo, la economía de la cultura (poco estudiada dentro de las mediciones económicas del país) sigue siendo una oportunidad que no solo permite el desarrollo sostenible de varias comunidades, sino también representa un eslabón importante dentro de las cadenas de valor de otros sectores como el turístico.
  • Integración del patrimonio cultural: La protección del patrimonio cultural ha dado un giro desde hace décadas a favor de una mayor interacción, apropiación y desarrollo del patrimonio cultural por parte de las comunidades en sus propios territorios. De esta manera, el patrimonio cultural ha dejado de ser un aspecto dividido por objetos o construcciones para ser una integración de experiencias en cada lugar. En este sentido, quien ocupe la presidencia de Colombia está llamado a fortalecer los mecanismos de manejo y gestión del patrimonio cultural desde perspectivas más holísticas e integradas a las necesidades de desarrollo, equidad y mejoramiento de las condiciones de vida en todas las regiones del país.
  • Articulación institucional: Los ámbitos culturales son transversales a otros sectores. Por ejemplo, es difícil pensar en una reactivación turística sin considerar los centros históricos, el paisaje cultural, los parques arqueológicos, entre otros. Cada vez más el eje de acción del sector cultural es el elemento integrador para la ejecución de otras políticas públicas. Con agendas de gobierno poco trabajadas en este aspecto, el nuevo gobierno tendrá como reto integrar los diversos ámbitos culturales a los programas sectoriales.
  • Cultura digital: La pandemia volcó en gran medida la apuesta cultural al mundo digital, evidenciando cierta precariedad del sector. El nuevo presidente tendrá en sus manos fortalecer la política pública existente en esta materia como un camino para la consolidación de las nuevas tecnologías de la comunicación, creación y divulgación como una oportunidad de crecimiento, oferta de servicios y mejoramiento del sector.

Aunque se pueden mencionar múltiples aspectos neurálgicos para el nuevo gobierno, como la promoción de la lectura en la articulación con el sistema educativo que apunte a cerrar las brechas dejadas por la pandemia, el rol de los archivos en la reparación simbólica y en la garantía de derechos humanos, el papel de la red de bibliotecas públicas, entre otros, los cinco puntos expuestos pueden propiciar una razón para la reflexión de propuestas ante un ambiente político, evidentemente dividido, con agendas de poco consenso.