1886 -1895. Nace el Externado

1885 marca el fin de los Estados Unidos de Colombia, un modelo político desarrollado con base en la Constitución de 1863, o de Rionegro, y bajo la cual el liberalismo radical condujo a Colombia durante más de 20 años.

A partir de la independencia de España el péndulo de la historia se había inclinado alternativamente hacia dos esquemas políticos contradictorios: por un lado, el que defendía los privilegios de una aristocracia local, basados en la propiedad de la tierra, que aspiraba a “conservar” las condiciones sociales y económicas del pasado; por el otro, corrientes interesadas en introducir la modernidad y el capitalismo, lo que correspondía al liberalismo, en términos filosóficos, no necesariamente de afiliación a un partido.

La Constitución de 1863 reunía libertades como las de comercio, de opinión, de imprenta, de enseñanza y de asociación; buscaba la igualdad social, especialmente por medio de la educación; promovía el progreso material y la independencia de la Iglesia y el Estado dentro del respeto mutuo, y había optado por un sistema federal.

Con la derrota de los radicales en 1885 todo aquello se vino abajo. La Constitución de 1886 significó la ruptura absoluta de los principios de la de Rionegro. En el artículo 41 de la nueva Carta, posteriormente desarrollado en el Concordato de 1887 firmado con la Santa Sede, se plasma claramente el nuevo clima:

En las Universidades y en los colegios, en las escuelas y en los demás centros de enseñanza, la educación e instrucción pública se organizará y dirigirá en conformidad con los dogmas y la moral de la religión católica. La enseñanza religiosa será obligatoria en tales centros, y se observarán en ellos las prácticas piadosas de la religión católica. Por consiguiente, en dichos centros de enseñanza, los respectivos diocesanos… ejercerán el derecho, en lo que se refiere a la religión y a la moral, de inspección y revisión de textos… El gobierno impedirá que en el desempeño de asignaturas literarias, científicas y, en general, en todos los ramos de instrucción, se propaguen ideas contrarias al dogma católico y al respeto y veneración debidos a la Iglesia. En caso de que la enseñanza de la religión y la moral, a pesar de las órdenes y prevenciones del gobierno, no sea conforme a la doctrina católica, el respectivo ordinario diocesano podrá retirar a los profesores y maestros la facultad de enseñar tales materias.

Despojados del poder, empobrecidos y perseguidos por el régimen, los liberales radicales deambulaban por la ciudad de Bogotá con sensación de no futuro. Intelectuales, profesores, abogados, comerciantes, estudiantes, políticos e, incluso, algunos expresidentes de los Estados Unidos de Colombia, como don Santiago Pérez, el viejo Froilán Largacha y don Salvador Camacho Roldán, se reunían y se preguntaban qué hacer.

Entre los jóvenes se destacaba un abogado de 27 años. Se llamaba Nicolás Pinzón Warlosten y tomaba la palabra para proponerles a sus compañeros de tertulia hacer algo para no dejar perder la herencia radical. Y así fue como se ofreció a fundar un centro educativo liberal, lo cual era algo más que una osadía en ese momento.

3 habitaciones arrendadas


El edificio de La Galerías se ubicaba exactamente donde hoy está el Palacio Liévano, la Alcaldía de Bogotá; allí funcionaba en el primer piso, lo que se podría llamar primer centro comercial de Bogotá.

El 15 de febrero de 1886 se abren, en el segundo piso del edificio, las puertas del nuevo establecimiento educativo, bajo la dirección de Nicolás Pinzón Warlosten y con la plana mayor del radicalismo incorporado a su cuerpo docente. Los estudiantes matriculados eran alrededor de cien.

El propósito del nuevo Externado era dedicarse al cultivo de las ciencias sin prejuicios, con irreverencia hacia los dogmas y desprecio hacia el fanatismo: una educación para la libertad, antes que para la obediencia.

La idea de los fundadores era establecer “Un EXTERNADO, regido a semejanza de los mejor reputados establecimientos europeos de su clase”. Externado, porque se oponía al “internado” de origen medieval, propio de las comunidades religiosas. Las nuevas tendencias se inclinaban por un sistema abierto, sin la obligación del internado, que las corrientes progresistas consideraban inadecuado para el desarrollo autónomo de la personalidad.

Jeremy Bentham

Los textos recomendados por los maestros –prohibidos por el gobierno– eran las obras de los filósofos modernos con los que se habían formado los radicales. Entre ellos estaban Stuart Mill, Herbert Spencer –positivista, promotor del estudio de la sociología para la solución de los problemas sociales– y Jeremías Bentham, introducido al país por el General Santander.

En noviembre de 1886, 9 alumnos que habían sido expulsados de las Universidades intervenidas por el gobierno, obtuvieron su título profesional: Tomás O. Eastman, Gabriel Mejía, Jesús M. Gómez, Julio C. Gómez; Liborio Orejuela, Wenceslao Rengifo, Pedro A Pabón y Joaquín S. Lemus.

La llamada “Ley de los Caballos”, expedida en 1888 –que daba facultades al gobierno para el encarcelamiento, el confinamiento y la expulsión de los jefes políticos, opuestos al régimen y para “suspender las instituciones educativas que, bajo pretexto científico o doctrinal sea foco de propaganda revolucionaria o de enseñanza subversiva¬ fue usada para perseguir al Externado en repetidas ocasiones.

Don Santiago Pérez Manosalva, quien en 1887 se había vinculado al Externado y en 1892 y 1893 compartió con Nicolás Pinzón la rectoría del Externado, fue desterrado del país en respuesta a su oposición al régimen, desde la prensa. En 1891 el presidente Holguín ordena un sitio al Externado y el bloqueo de sus accesos con un batallón del ejército nacional. Durante el acoso, cuyo propósito era la clausura del instituto, solo se permitió la entrada de víveres, mientras en el interior permanecían algunos docentes y estudiantes.

1895 se inicia con un nuevo levantamiento liberal, que da lugar a otra guerra civil. No pocos externadistas –alumnos y profesores– vuelven a tomar las armas. A todo ello se sumó la muerte de Nicolás Pinzón Warlosten el 15 de marzo de 1895.

Así termina la primera época del Externado.