Huellas que no se borran

Fernando Hinestrosa
Marzo 15 de 1931 – marzo 10 de 2012

Son cinco años de ausencia, y aquí estamos, recordándolo cotidianamente, con afecto y respeto, comprometidos en la tarea de darle continuidad a esta empresa monumental, en la que dejó huellas que, antes que borrarse por el paso del tiempo, se observan nítidas.

Señales que, a la manera de un GPS, nos ayudan a encontrar las respuestas a los desafíos acuciantes del hoy y del mañana, con la ventaja de poder actuar sobre cimientos sólidos, construidos por nuestros antecesores, en el pasado. Es la fórmula mágica en la que basamos nuestro trabajo diario, como un homenaje a su memoria.

En cada rincón del Externado: aula, pasillo, auditorio, jardín, servicios, los externdistas, tanto los que tuvimos la fortuna de conocerlo personalmente, como los que no, hallamos esas improntas.

Son las huellas de…

… Quien, al igual que sus antepasados de varias generaciones, se rebeló contra dogmas e imposiciones, y entendió que la educación y la libertad son un matrimonio indisoluble y bien avenido.

… Alguien que, para ser maestro, se convirtió en sabio. No se conformó con conocer a fondo su materia, sino que se hizo conocedor de su tiempo, de la política, de la vida social, de la historia. Así, durante más de medio siglo dictó sus clases, que se convertían en aventuras, en viajes que sus alumnos sabían dónde comenzaban, pero ignoraban dónde terminaban.

… Un académico que supo compartir la riqueza de su cultura, en generoso desorden, con todo el mundo, convencido de que la apropiación de un bagaje cultural marca la diferencia entre una Universidad, de verdad, y una productora en masa de destrezas profesionales. Y así supo demostrar los vínculos, no siempre evidentes, entre la belleza y la bondad, entre la ética y la estética.

…Un maestro que estableció con sus discípulos relaciones afectuosas y profundas y, sobre todo con el ejemplo, les enseñó que la ética es una, estricta, que el ciudadano debe observar en los terrenos público y privado. Supo mostrarles el valor de lo público y les inculcó que existen límites al enriquecimiento personal.

Un filósofo convencido de que el Derecho es el “arte” de resolver pacíficamente los conflictos, que luchó siempre para que sus alumnos entendieran la “dignidad” del abogado, como instrumento de paz, de igualdad y de justicia.

…Alguien que, cuando fue llamado al servicio público, en altos cargos del Estado, mantuvo la coherencia, pues en ese terreno no puso en práctica nada diferente al contenido de sus cátedras.

… Un padre de una familia extendida, que supo ofrecer solidaridad con discreción, sin auto-propaganda; que aplicó el peso de la exigencia como estrategia para sacar a flote lo mejor de cada cual; que regaló a manos llenas conversaciones, tertulias, consejos, reconvenciones severas y amistad sincera.

… Un administrador que supo dirigir la confección de sucesivos trajes nuevos y a la medida del “monstruo” de varias cabezas y extremidades, en el que se fue convirtiendo velozmente lo que fue Externado de Derecho de mediados del siglo XX.

Son las huellas de un personaje extraordinario, elevado a los más grades honores a los que puede aspirar un ser humano que, sin embargo, nunca truncaron su objetivo primordial, el de ofrecerle a Colombia material humano de primera calidad.