134 años de educación para la libertad


Hoy hace 134 años, un grupo de jóvenes se sentó en unas pocas bancas dispuestas en el segundo piso del Edificio de las Galerías en la Plaza de Bolívar de Bogotá, lugar donde se encuentra, con reformas, la actual alcaldía. Eran algunas decenas de muchachos soñadores que se aprestaban a atender una de las clases en el recién nacido Externado.

Más allá de la precariedad en todo sentido que caracterizaba la escena, el movimiento que protagonizaron estos muchachos y sus profesores, respetados pensadores liberales (en sentido filosófico), impactó para siempre la vida de Colombia. Nació una perenne luz de educación para la libertad en nuestro país, un faro democrático que aún sigue iluminando.

Porque quienes se congregaron ese día, lo hicieron para inaugurar la educación moderna en el país, alejada de cualquier dogma; impregnada de libertad y de respeto al otro, y gobernada por el deseo de lograr la paz a pesar de o, mejor, en virtud de la diferencia.

Soñaban con construir una universidad en la que pudieran conocerse, sin cortapisas, todas las corrientes del pensamiento, como ya estaba sucediendo en Europa. Y habían decretado su desobediencia civil frente a imposiciones de un régimen político interesado en imponer un único punto de vista, a cualquier precio. Se trataba del año 1886 en el cual el país dio un giro político con nefastas consecuencias, permitiendo a nuestra Casa de Estudios nacer altiva y rebelde.

Los externadistas reunidos en el edificio de Las Galerías, en un hermoso ejemplo de dignidad, se habían comprometido a defender la diversidad, a privilegiar la ciencia frente a la magia y la superstición y a fomentar el desarrollo económico para conseguir la igualdad.

Por ese ideario, su humilde y aparentemente débil empresa, ha superado el paso de los siglos.