Inclusión académica y laboral, aspectos clave del postconflicto

Durante su visita al país, Jean-Michel Blanquer, director de la Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales de Francia, destacó el papel de la Academia y la Empresa en la construcción de paz.

Pese al esfuerzo del Gobierno y las FARC para alcanzar un acuerdo de paz en La Habana, sectores sociales, académicos y políticos, coinciden en que el mayor reto del postconflicto será la reconciliación.

Aun así, más allá de actos simbólicos entre víctimas y victimarios, la sociedad en su conjunto tendrá la labor de aportar a la reconstrucción del tejido social, acogiendo a quienes abandonaron las armas tras la firma del acuerdo.

En ese contexto, Jean-Michel Blanquer, director del ESSEC, la Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales de Francia, uno de los mejores centros de educación superior en economía y negocios del mundo, visitó Colombia para analizar el papel de la Empresa y la Academia durante el siguiente periodo de transición.

En una charla en la Universidad Externado, en compañía de los profesores Magdalena Correa y Francisco Barbosa, el jurista destacó que, mientras la comunidad internacional está bajo la amenaza del terrorismo y la xenofobia, Colombia se prepara para una apertura democrática tras la salida negociada al conflicto.

“Cuando hay saber, hay paz. La Academia es útil en este contexto, pues la formación de los actores del conflicto en educación escolar y superior, será necesaria para la vida civil”, manifestó.

En este punto urge la cooperación internacional; solamente Cuba ya anunció que entregará mil becas para exguerrilleros y jóvenes colombianos que quieran formarse como médicos en ese país.

De otro lado, sin la participación activa del sector empresarial, no podrá completarse integralmente la reinserción de los desmovilizados. Según cifras de la Agencia Colombiana para la Reintegración ACR el 76% de los participantes en el proceso de reintegración se mantiene en la legalidad.

“Esto tiene que despertar la responsabilidad de las empresas, cuyo fin no solamente es producir, sino generar equidad. Sin conflicto, se generará mayor empleo, acceso a zonas en las que antes se ubicaban los alzados en armas. Ahora corresponde generar nuevas oportunidades para ellos”, señaló el invitado internacional.

No en vano advierte que éste es un eje fundamental del postconflicto, pues la ACR agrega en su informe, que de los más de 15 mil desmovilizados registrados en la última década, un 73 % se encuentra ocupado y de esa cifra sólo el 30% tiene un empleo formal.

“La Academia puede trabajar a la par con la empresa, mejorando condiciones para ser independientes. Se necesita que la productividad y competitividad sirvan para mejorar y ampliar la pluralidad de actores en el mercado, desarrollando, además, un consumo responsable”, mencionó.

Esta idea fue respaldada por la directora del departamento de Derecho Constitucional, Magdalena Correa, quien expresó que las universidades aportan cuando en su oferta académica incluyen programas que resultan útiles para la sociedad y para la ejecución de los acuerdos.

En la conclusión del evento, el docente Francisco Barbosa aseguró que el escenario constitucional en Colombia se debe ampliar con el proceso de paz, puesto que plantea distintos tipos de ordenamientos.

En contraposición, el jurista francés señaló que tal como está, “la Constitución del 91 permitió nuevos elementos jurídicos, cambió la separación de poderes, el concepto de Estado de Derecho. Los elementos que ahora se incorporan de cara al cumplimiento del acuerdo de paz, son ejemplo de vanguardia en Derecho constitucional para el resto del mundo”, dijo.