Las cuatro regiones que le apuestan a la paz de Colombia

En el Externado se presentaron los hallazgos y resultados del programa Comunidades Constructoras de paz en medio del conflicto, apoyado por la Unión Europea, Prosperidad Social y el Gobierno Nacional.

Ayda, de Plato, Bajo Magdalena; Gregorio, de La Montañita, Caquetá; Javier, del Guaviare y Nairet del Canal del Dique y la Zona Costera, guardan en común el conflicto armado que azotó por más de 50 años a los municipios y departamentos más vulnerables de Colombia.

Hoy en día estos cuatro líderes regionales ya no tienen en común la muerte, la tristeza, el desplazamiento o el despojo de tierras. En cambio, se reúnen para hablar de cómo le dieron un NO rotundo a la guerra y un SI a la paz. Todo esto fue posible gracias al programa ‘Nuevos Territorios de Paz’ que surge a partir de las experiencias y aprendizajes provenientes de proyectos apoyados por la Unión Europea y el Gobierno Nacional colombiano, a través de instrumentos como los laboratorios de paz, desde el 2002.

Estos procesos han promovido y afianzado iniciativas donde la población civil ha tenido un rol protagónico en el marco de movimientos amplios y participativos que han logrado promover el desarrollo, la paz, la gobernanza y la construcción en zonas afectadas por la violencia.

Para estos cuatro líderes regionales, la llegada del programa Nuevos Territorios de Paz ha permitido dejar atrás tanto dolor y sufrimiento. “Nosotras siempre hemos tenido un grupo de mujeres que hacen tejidos de mochilas y tapetes, la violencia se llevó a nuestros esposos, hijos y parientes, y antes de la llegada de la firma de la paz y de este programa teníamos que convivir con los actores que generaban el conflicto; hasta debíamos hacerles una reverencia así lloráramos por dentro”, recuerda Ayda Jiménez, presidenta de la Asociación Ambiental y Agropecuaria de Victimas (ASOAMBIVIC) del Bajo Magdalena.

El conflicto los obligó entonces, en cada una de estas regiones, a no buscar más guerra, a ‘jugársela’ por la paz. En La Montañita, Caquetá, Gregorio Rodríguez, quien trabaja en Agrosolidaria, empezó con un grupo de campesinos a hacer paz a través de una economía justa y social, a generar trabajo que apoyara a los pequeños empresarios y a erradicar la violencia más dura: la económica.

“Los conflictos también se generan cuando al campesino se le paga una suma paupérrima y el intermediario se queda con la mayor ganancia”, critica Gregorio.

Y es que según los resultados de investigación del programa Nuevos Territorios de Paz, la pobreza y la falta de oportunidades siguen siendo uno de los principales factores generadores de conflicto en el país. Por esto se hace tan importante la implementación de modelos productivos sostenibles e incluyentes y la generación de activos económicos.

Para esto, esta iniciativa logró capacitar a habitantes de cada una de estas zonas vulnerables para que adquirieran destrezas económicas, además de que empezaran a conocer sus derechos como trabajadores y como integrantes de una comunidad. La instauración de juntas de acción comunal, la organización de foros y conversatorios para informar sobre la situación del conflicto armado y de los avances en este asunto, fueron fundamentales para que estas regiones pudieran recuperar sus predios, su vida y su forma de trabajo.

“Con este programa la comunidad indígena y campesina comprendió y empezó a exigir sus derechos. Cuando comenzó el conflicto había flujo económico pero les afectaba su salud mental. Ahora nuestro trabajo es legal, se han unido diferentes asociaciones indígenas y campesinas y ya en este momento somos más de 300 familias en la organización de mujeres indígenas”, cuenta Nairet Díaz Montier, de la Asociación Indígenas y Campesinos del Canal del Dique y Zona Costera.

Según datos de este programa, más de 22.236 víctimas del conflicto armado en toda Colombia se han beneficiado, gracias a las cinco líneas estratégicas que se manejan: inclusión socioeconómica, tierras y territorios, capacidades locales, gestión del conocimiento y enfoques transversales.

Ana Paula Zacarías, Embajadora de la Delegación de la Unión Europea en Colombia, destacó que este proyecto buscaba darle voz a las personas que por tanto tiempo tuvieron miedo entre la guerra y tuvieran la oportunidad de sacar toda su sabiduría y su visión de paz. “Negociar la paz es algo complejo, Colombia se demoró cuatro años con la firma entre el Gobierno y las FARC y 50 años en conflicto, es una tarea compleja y más compleja aún es la implementación. Se necesita de mucho coraje para construir la paz en medio del conflicto”, resaltó la Embajadora.

Y es que casos como el de Javier Valencia, de la Asociación Guaviare joven, en el que después de vivir en uno de los departamentos más azotados por la guerra se lograra que los jóvenes no se unieran a las filas de las guerrillas y crearan una emisora comunitaria para llamar a la cultura, el arte y alejarse de las drogas y las armas, demuestra que las capacitaciones y espacios de información de este programa “construyen paz en el territorio”.

Construcción, que dicen los líderes regionales, se hace constantemente. “No hay un solo día que dejemos de hacer paz”, coinciden.

En el Bajo Magdalena, la paz se construye a gota con familias que van creciendo a nivel económico y se van uniendo para sanar lo que dejó el conflicto armado. Se enseña a leer, a escribir y se construye paz desde las personas y el Gobierno, y viceversa. En el Caquetá sigue siendo un reto, que dice Gregorio, parte por uno mismo “desde la familia y el entorno social más cercano”.

En el Guaviare y en el Canal del Dique y Zona Costera se pide que la paz no sea solo dinero. Que sea algo que se construye desde adentro. Piden decirle adiós a la falta de educación, de tolerancia, a la falta de igualdad de género. “Mirar a las personas como personas y no por su color, procedencia o religión, la paz es respeto si me respetan mis derechos, lo que tengo y lo que quiero”, agrega Nairet Díaz.

En el foro, que tuvo lugar en la Universidad Externado de Colombia, se reunieron docentes, investigadores que hicieron parte del proyecto Nuevos Territorios de Paz y doctores expertos en otros conflictos en el mundo, quienes analizaron y compararon los resultados que se presentaron en el Canal del Dique y Zona Costera, Bajo Magdalena, Caquetá y Guaviare.

#NuevosTerritoriosdePaz en datos:

    • Con este programa se han favorido: 22.336 personas
    • La Unión Europea ha hecho una inversión de: € 30.400.000
    • De las cuatro regiones de Nuevos Territorios de Paz – Canal del Dique y Zona Costera, Bajo Magdalena, Caquetá y Guaviare – participan 1.735 familias.
    • 701 líderes se forman en escuelas vivenciales de formación campesina
    • 190 víctimas atendidas con orientación jurídica y psicosocial
    • 355 hectáreas conservadas de bosques, nacederos y humedales.