El desarrollo de la competencia digital, el nuevo reto de los docentes de lenguas

Las posibilidades para poner a volar la imaginación e involucrar la creatividad en las clases de lenguas, cada vez son mayores.

Enseñar y aprender una nueva lengua hoy día no se limita a asistir a una clase con compañeros y valerse de un docente como poseedor de la información. Las clases de lengua en la actualidad se han transformado en pequeños universos, entornos de comunicación y cambio constante que permiten desarrollar una cantidad de contenidos que antes no se contemplaban, en gran medida gracias a las tecnologías que tenemos a nuestro servicio.

Esto va relacionado con dos aspectos fundamentales: por un lado, la creencia en que la aplicación del enfoque comunicativo va a permitir a los docentes promover en los estudiantes una comunicación efectiva de la lengua – meta y, por otro lado, el reconocer y valorar las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías de información y comunicación, conocidas como TIC. Lo anterior lleva a pensar en la necesidad de desarrollar en el profesorado de lenguas una nueva competencia: la competencia digital. Aquí vale preguntarse: ¿soy un docente tecnófilo o tecnófobo?

Una de las características del profesor de lenguas ideal es que se sirva de las TIC en el desempeño de su trabajo. Esto implica que se involucre en el desarrollo de su propia competencia digital, se desenvuelva cómodamente en entornos digitales, sea consciente de la necesidad de aprovechar el potencial didáctico de las TIC y promueva que sus estudiantes también las usen para promover su aprendizaje, en especial para que se vuelvan estudiantes autónomos.

Los docentes deben tener la capacidad de utilizar de forma efectiva los recursos digitales de su entorno en el desarrollo de su trabajo; esto requiere que se reflexione acerca de los recursos con los que cuenta o tiene a su alcance, con miras a aprovecharlos de la mejor manera, por supuesto haciendo un uso adecuado de los mismos. Los docentes que se valen de las TIC para desarrollar su propio perfil profesional se leen a sí mismos de manera crítica y contemplan el compromiso de mejorar su competencia digital, lo que requiere una curiosidad a desarrollar.

En la actualidad, los docentes de lenguas deben estar abiertos al cambio; servirse de las TIC para desarrollar clases de lengua permite experimentar con nuevos entornos, apoyarse en interesantes recursos. En general, son docentes que cuentan con una sensibilidad relacionada con la innovación.

Los docentes sensibles frente al uso de las nuevas tecnologías en su trabajo se actualizan de manera permanente, tienen conciencia de la velocidad a la que va el mundo de las tecnologías, se capacitan por medio de cursos especializados sobre TIC, hacen parte de comunidades digitales y buscan la reflexión con otros colegas.

La oferta de internet va mucho más allá de las redes sociales. Se encuentran aplicaciones para grabar y editar tanto audio como video; plataformas que permiten la creación de animaciones; hay también herramientas de fotografía, foros de discusión, plataformas para crear historias en video e, incluso, trabajar con avatares.

Seleccionar, producir, comunicar, editar, compartir en los nuevos entornos didáctico-tecnológicos, conducen a la producción de significado en el aula de L2. Por lo que comprender los entornos digitales para explorar propuestas, por ejemplo, de gamificación, storytelling y transmedia, sin duda alguna ayudan a hacer clases más dinámicas y promueven la producción en la lengua – meta de una manera más natural y creativa, lo cual dice mucho del docente que se vale de las TIC en su aula. ¿Tecnófobo o tecnófilo?