Construyendo un sueño desde el emprendimiento

El fundador del restaurante “El Gato Gris” conversó con los estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras, en un nuevo encuentro del ciclo de conversatorios "Creativos e innovadores que inspiran".

Cuando Arturo tenía 10 años y vendía cocadas y flores en las calles, jamás se imaginó que 20 años después se iba convertir en un emprendedor y en el dueño y fundador del famoso restaurante de La Candelaria, en el centro de Bogotá, “El Gato Gris”.

Si su niñez no fue fácil, su adolescencia tampoco. A los 16 años, Arturo Morales se transformó en el cajero más joven en trabajar en un banco y, aunque duro más de 10 años allí, un día tomó la decisión de arriesgarse y renunciar a las comodidades que le había brindado esta empresa para comenzar su propio negocio.

Fue cuando, junto a su esposa y con 800.000 pesos, decidieron adquirir una de las casas en el Chorro de Quevedo, en ese momento uno de los lugares más peligrosos de Bogotá. “En ese momento nadie iba al Chorro, tenían miedo porque estaba lleno de ladrones y de comercializadores de drogas. Al principio fue muy difícil”, narró el invitado.

El lugar comenzó como un bar y luego se convirtió en restaurante. Empezaba entonces lo difícil: hacerse conocer. Gracias al nombre, que eligió por unos gatos que se asoleaban constantemente en el tejado de la casa y para asemejar su restaurante al Chat noir de París, varias personas, en especial extranjeros, se acercaban para descansar y tomar alguna cerveza o coctel, la especialidad de la casa en ese momento. “Las redes sociales y la búsqueda de que nos publicaran en medios también fue una de las mayores ayudas para dar a conocer el lugar”, contó Morales.

Aunque desde el principio tuvo que luchar contra la inseguridad, las amenazas de robo y los pocos clientes, Arturo aseguró que en ningún momento la opción fue rendirse; de hecho, al comenzar con este restaurante/bar el fundador admitió al público que no tenía ni idea de cocinar ni administrar, pues durante su vida había hecho dos o tres semestres de Administración de Empresas y nada más.

“El cliente fue el que construyó el negocio: según la necesidad que él tenía, nosotros veíamos la oportunidad y le ofrecíamos ese servicio.

Después de responder varias preguntas de los estudiantes, el fundador de este reconocido restaurante admitió que han sido muchas las crisis desde que empezó con este proyecto, pero instó a los futuros administradores turísticos y hoteleros a querer lo que se hace, a seguir adelante, a no abandonar sus sueños y dejar el miedo atrás cuando de negocios se trata.

Morales es un lector empedernido de temas de Administración y Finanzas; esto es lo que le ha permitido aprovechar cada una de las oportunidades; hoy en día este restaurante ya tiene sucursal cerca al Teatro Jorge Eliecer Gaitán.

“Si se es constante, se sale adelante. Yo ya me encuentro en una situación ‘cómoda’ y he logrado encontrar el punto de equilibrio con mi negocio”, resaltó.

Morales actualmente también cuenta con una página de diseño de software para restaurantes, proyecto del cual es autor.